Tengo que confesar que en algún punto estaba muy alejada de la escritura, no sé si es porque estoy empezando a descubrir y a aprender de qué modo me quiero expresar, no sé si es que me atacó un poco el dramatismo adolescente y me entrometí en toda la histeria de esta época, pero dejé un poco de lado mis pasiones para ser digamos: "una más".
Pero considerando que poco a poco y a través de la incorporación de diferentes tipos de lecturas a mi saber, me di cuenta que realmente este tipo de pasiones nunca se aplacan y que no existe algún tipo de normalidad que determine ningún tipo de estereotipo que tenga suficiente validez para reprimir algo tan provechoso como el arte.
Es decir, no por el simple hecho de amar la literatura uno deja de ser o es más o menos normal, porque de hecho, no existe la normalidad.
La normalidad es de algún modo un punto de fuga al que todos queremos llegar. Es, por decirlo de alguna forma, un modo de estancar y clasificar a la sociedad en algún tipo de característica que todos tengan en forma similar. Es tan variado y vasto el mundo, en colores, razas, pensamientos, luces, naturaleza, música y demás, que el hecho de hablar de normalidad está ligado a la necesidad que tiene el hombre de controlar todos los aspectos de la vida en los que se desarrolla, necesita controlar no solo lo que tiene a su alcance, sino que también precisa hacerse cargo de lo que no le compete.
Entonces, hablar de normalidad es lo mismo que hablar de ambición. ¿Por qué semejante relación?. Muy simple, no por cualquier motivo el ser intenta derrotar las barreras que le imponen sus limitaciones y buscar la forma de controlar todo aquello con lo que convive. El motivo principal para establecer la normalidad, o el sentido común, es la mera ambición.
Ambición de controlar todo lo que lo rodea, para que infundiendo en la sociedad una necesidad de "ser normal"o "ser como en los medios", se pueda de esta forma deteminar con precisión la metodología en la que se podrán controlar con total tranquilidad. Ya que, si se tiene la certeza de que la población mundial está empecinada en usar todos los recursos que tiene a su alcance para ser de determinada forma, se la podrá manejar con mayor facilidad.
No hay nada de complejo en esto, es reconocido que el hombre se puede manejar con total astucia siempre que conozca el terreno y la circuntancias que influyen en las situaciones en las que vive a diario.
Lo curioso del sentido común, de la "normalidad" es que es un aspecto que está tan bien infundido que nadie lo cuestiona y es tan absurdo que aquel que lo cuestione sea siempre apreciado como "el demente".
El demente para mí, es aquel que se arriesga a mirar más allá y que tiene siempre una lucidez que es difícil de interpretar, y como el hombre no lo conoce busca una nueva clasificación que le permita sentir que cuenta con el conocimiento necesario para clasificarlo. Se miente.
Es difícil de comprender que esté tan bien infundido en la sociedad el sentido común como algo tan cotidiano y necesario.
Es algo que realmente me asombra.
En fin, en algún momento volveré a comprometerme con la escritura.