miércoles, 25 de marzo de 2009

Anhelo el umbral de tus besos,
deseo mil palabras que rocen tus labios,
más de mil palabras de las que yo sea el remitente.

Busco el recelo de tu mirada,
el entrecierro de tus pestañas,
estoy persiguiendo el sonido de tu sonrisa,

Pero no tengo que reclamar a tu sentir.
Dueña es otra mujer,
de lo que lo que este relato te quiere pedir

Ríen socarronamente en mi memoria,
tu imágen y mi deseo de hacer mías
las noches en que algo se enciende en tu interior

Cada vez que una palabra tuya llega a mis oídos
río en mi interior, contesto incoherencias con sentido
y repito tu registro de voz creando para mí mil sonidos fantasmas.

Fantasmas que preguntan si es existe probabilidad
de que sientas que las rosas de mi alma estan dispuestas
a tus dilemas aclarar y a acariciar hasta extasiar tu sensibilidad.

Desperté de un sueño arraigado a tu mirada y caí a un pozo,
acepté que por más que mi alma hable, grite o calle,
tu cuerpo tiene dueña, tu sentir tiene una correa y para mi amor, no existe ni un esbozo.

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